Microrrelato de Clara Belén Gómez
“A mi lobo no lo tocas”
Cuando el cazador pidió matrimonio con Caperucita a cambio de más pieles de lobo para que se confeccionara un abrigo nuevo, Caperucita corrió hacia el bosque con la vieja estola de piel de lobo de su abuela y una cesta cargada de armas.
El gran lobo la vio correr con la estola puesta en la cabeza, justo cuando el cazador apuntaba a la chiquilla creyendo haber visto al lobo.
Un disparo sonó desviado al cielo y el cazador boca arriba se encontró indefenso, abatido por el gran lobo.
Caperucita se dirigió al origen del disparo y justo cuando el lobo perdonaba la vida al cazador, este recuperaba su arma para disparar al feroz animal.
Caperucita disparó entonces al aire.
«A mi lobo no lo tocas»
El cazador habló con la abuela: «su nieta se debería casar con alguien como yo»
Y la abuela solo dijo:
«A mi nieta no la tocas»
Y cuenta la historia que este cuento representa la naturaleza genuina y salvaje con la que nacemos y que para beneficio de otros, intentan domesticar.